El blog regreso después de un receso, los extrañé; espero que ustedes a mí también.
Run Forest Run
Hoy quiero compartirles una pequeñita alegría que tengo.
Ayer después de tanto esfuerzo, entrenamiento, desmañanadas y todas esas cositas que de repente podemos llegar a odiar; termine una carrera en décimo lugar.
Pueden creer que estoy loca por celebrar algo como un décimo lugar pero es porque no saben el trabajo que me costó.
Desde levantarte muy temprano hasta sacudirte las malas vibras, porque nunca falta la persona negativa que protestará para decir: ¿Y para qué?
Y tal vez ustedes mismos se pregunten, ¿y para qué? Mi única respuesta es, ¿y por qué no?
Todos tenemos sueños pequeños, medianos, grandes y enormes. Pero ¿saben? Ningún sueño es realmente pequeño, todos te piden un pedacito de ti.
Desde dormir menos hasta trabajar más, desde concentración hasta tiempo, te piden energía, demandan interés, son capaces de robarte el aliento y llenarte de inquietudes, pero son tus sueños. Tuyos y de nadie más.
¿Y qué se hace cuando tienes un sueño? Luchas por él.
Luchas con la mente, con el alma y el corazón. Te esfuerzas, actúas y te arriesgas; es uno de esos momentos donde la palabra limitación, pasa a ser una palabra inexistente. Porque desbaratas tus limitaciones, les das la vuelta y las aplastas.
Siempre van a encontrar gente que les diga que no lo lograran. Ríanse en sus adentros. Las personas que no intentan siempre te quieren jalar a su abismo. Pero no los escuchen, como yo lo veo, la primera vez quedaste en el décimo lugar, pero ya hiciste algo. Actuaste, te esforzaste, te atreviste y aprendiste; y eso es ir varios pasos delante de donde empezaste.
Nunca se detengan y no permitan que los detengan, los sueños se cumplen no por ganar siempre, sino por nunca dejar de intentar.
Los extrañé, nos leemos la próxima semana.