El universo es infinito como nuestros sueños.
Las estrellas son luz y átomos, así como nosotros. Somos una pizca de átomos. Somos una diferente forma de estrella, tenemos nuestra propia luz.
Cuando perdemos nuestra luz, nos perdemos a nosotros mismos. Perdemos nuestros sueños, perdemos lo que somos y todo en lo que creemos. Perdemos nuestro suelo y nuestro camino.
Y así, perdemos nuestro brillo.
¿Saben qué pasa cuando una estrella muere? No solo deja de brillar. Se transforma en un pequeño agujero negro, qué empieza a arrasar con todo a su alrededor.
Lo mismo pasa con nosotros. Cuando dejamos de brillar. Cuando permitimos que nuestras situaciones, nuestras perdidas y nuestras realidades opaquen nuestro brilló.
Dejamos de ser nosotros, y nos convertimos en pequeños agujeros negros que quieren ir por su camino arrancando el brillo de los demás.
Tal vez creemos que absorber el brillo de otros nos hará brillar de nuevo. O tal vez, simplemente el magnetismo del agujero negro hace su trabajo.
Lo único que es seguro, es que esas personas que han dejado de brillar están perdidas e incomprendidas. También fueron absorbidas por la propia oscuridad de su agujero negro.
No tengo una fórmula para conservar nuestra luz, pero sí de algo sirve, ustedes conocen su luz aferrense a ella.
Brillamos por el simple hecho de estar vivos de tener esperanzas y sueños; amor y alegrías pequeñas y grandes.
Somos estrellas solo por respirar, el resto depende de nosotros.
¡Hasta la próxima semana!