La ciencia dice que somos ¾ partes de agua. Somos los cántaros que la dan forma al líquido transparente, podemos ser triángulos, podemos ser rectángulos, podemos hacer un cilindro y también podemos estar vacíos.
El agua tiende a evaporarse, a desaparecer. Así van abandonando el cantarito, poco a poco, sin dejar rastros. Se nos van los sentimientos, las ideas escapan, los sueños se evaporan y perdemos nuestras metas.
Y de ¾ partes pasamos a nada. Terminamos vacíos y secos.
¿Qué clase de cántaro seré? ¿Cómo saber que no estoy vacía? Tal vez igual que las vasijas, entre más ruido hacemos, más vacíos estemos por dentro.
Tal vez, conocemos nuestro vació cuando empezamos a flotar, porque estamos tan huecos que empezamos a perder nuestro lugar en el suelo.
Supongo es más fácil, vaciarse que llenarse. Es más sencillo ir desapareciendo uno que otro sueño e ir enterrando alguna que otra meta; a soñar, y soñar y seguir soñando y despertar y alcanzar y sueño y cerrar los ojos y construir uno nuevo, dicen que todo cabe en un jarrito sabiéndolo acomodar. Así que una nueva ilusión, no le quita su lugar a otra, se acomodan y en nosotros hay espacio para todas.
Somos ¾ partes de agua, de sueños, ideas y sentimientos; podemos querer más o podemos querer menos y vaciarnos al grado de usar a otros como relleno. O podemos seguir llenándonos, seguir sumando, seguir creciendo y seguir soñando, evitando secarnos.
¿Qué clase de cántaro somos y queremos ser?
Los leeré en los comentarios.
Hasta la próxima semana.