¿Cómo están?
Hoy no les escribo una reflexión como es mi costumbre ni lo que yo creo que es una bonita historia. Hoy simplemente vengo a contarles un poco de lo que hice este fin de semana.
Soy fan de los programas de comida, y hay uno en particular que me gusta mucho, no es de grandes pasteleros ni excelentes cocineros. Son personas que han tenido poca interacción con la cocina, y es muy probable que el agua se les queme a fuego lento en la estufa pero sueñan con ser como Cedric Grolet1.
Recientemente el programa estreno una temporada especial por las festividades decembrinas, así que como la persona aburrida que soy, me dispuse a ver un maratón de pasteles desastrosos y uso erróneo de las especias.
Al final solo uno gana y solo uno puede portar el gorro dorado de pastelero.
En este programa aprendo un poco de lo que el chef experto sabe y comparte con el público, me divierto con los desastres pero mi parte favorita del programa es cuando los tres concursantes hablan acerca de su motivación para ir al programa.
Algunos lo hacen por sus personas especiales, para enorgullecerlos o aprender un poco de la cocina y lograr hacer un pastel que su o sus personas favoritas puedan disfrutar. Hay otros que entran a la competencia para demostrarles a sus compañeros de trabajo o familiares que pueden ganar, o qué al menos lo intentan. Y otros participan para demostrarse a sí mismos, que los sueños se cumplen; y que se pueden sorprender cuando ponen toda su dedicación a algo.
Ver sus rostros cuando inician y ver sus rostros cuando el programa termina, es como ver el funcionamiento de los sueños que tenemos los seres humanos.
No siempre se gana, no siempre se logra el objetivo, pero como saberlo si no lo intentamos. Y, aún si lo intentamos y no nos premian con el sombrero dorado de pastelero, atrevernos a intentarlo nos llena de enseñanzas. Enseñanzas que nos permiten reconocer nuestros errores para no volver a cometerlos.
No importa que nos motive, hay que aferrarnos a eso y seguir intentando. No siempre ganamos pero lo que creamos en el proceso es nuestra obra maestra, como los pasteleros.
Vaya, quién lo diría al final termine reflexionando.
Hasta la próxima semana.
Por cierto, el programa se llama Nailed It, o en español La Intención es lo que Cuenta, sí lo ven me platican que les pareció.
1.- Cedric Grolet, es chef pastelero de Le Meurice en París y su talento reside en crear postres que se parecen a los frutos de los cuales están hechos.
Escribir comentario
Usako_Bombon � (martes, 11 diciembre 2018 16:36)
Que nota tan interesante...
Me gusta mucho lo que escribes. ���
Damaris DRC (martes, 11 diciembre 2018 16:48)
Buena, intentarlo hasta que salga y si no, pues en el intento no quedó. Me encantó, gracias! ❤�
Jimmy (martes, 11 diciembre 2018 17:18)
La cuestión es internarlo y disfrutar haciéndolo, la cocina siempre es la mejor práctica, si triunfador sabe delicioso, si fallas sabe horrible.
Sara Anell-Noriega (martes, 11 diciembre 2018 17:22)
Lo importante es arriesgarse, salir de la zona de comfort, aunque no es nada fácil! Me gustan mucho tus reflexiones, comparaciones, mensajes... gracias por escribirnos todos los Martes!!!