La tormenta perfecta.

Hola de nuevo a todos, me tome un pequeño receso ya que tuve una excesiva carga de trabajo, y a ustedes me gusta dedicarles bien el tiempo, así que he regresado. ¿Cómo han estado?

 

Pasemos al blog.

 

La tormenta perfecta.

 

Alguna vez han oído hablar de lo que la gente, los grandes escritores y narradores, llaman: "La tormenta perfecta". Es una forma poética de decir, que todo lo que puede salir mal, seguramente saldrá mal (o peor), como la ley de Murphy, pero con dramatismo.

 

No solo se trata de un mal día, son situaciones que te golpean inesperadamente como una gran y gigantesca bola de nieve y sin previo aviso.

 

Esa serie de eventos avasalladores, tiene un efecto similar a las grandes tormentas. Arrancan arboles con sus raíces, despedazan lo que encuentran a su paso, erosionan las esperanzas y el viento hace que uno deje de oír su propia voz. Todos en cadena, cada cosa detrás de la otra, sin tregua.

 

En las novelas lo vemos emocionante, pero en la vida real, está serie de eventos desafortunados no es tan llamativa, ¿o me equivocó? Aun así, en algún momento nos enfrentamos a esas tormentas.

 

¿Cómo las atravesamos? No lo sé, tal vez tenemos paraguas de Titanium o un impermeable invencible.

 

Lo único de lo que estoy segura, y ustedes pueden estarlo, si es que están cruzando su tormenta o aún ni siquiera está a la vista; es que una vez que la tormenta se aplaca, el viento deja de golpearte la cara y la lluvia cesa, ese instante en que se abre el cielo y a lo lejos se dibuja un arco iris, ese momento de calma, ese momento de sobrevivencia, nos cambia. Y nos cambia para bien.

 

A veces no se ve el final de las nubes, pero si no hay mal que dure cien años, tampoco hay tormenta que no amaine.

 

Ahora sí, hasta la próxima semana. Los extrañe.