Diente de león.

Nacemos indefensos. Nacemos frágiles. Nacemos dependiendo de que alguien nos cuide y nos proteja, esperando que nos tomen en brazos y nos salven de todo.

 

Así empieza nuestra existencia, nuestra quebradiza y rompible existencia.

 

Entonces, crecemos y dejamos de ser de papel. Vamos forjando nuestra corteza, haciendo una fortaleza. Haciéndonos todo lo contrario a lo delicados que nacimos, muchas veces nos transformamos en eso, de lo que nos cuidaban cuando nacimos.

 

Dejamos la oscuridad entrar en nosotros.

 

Pasamos de ser rompibles a ser capaces de romper a todo cuanto se nos ponga enfrente.

 

Circunstancias hay miles. Situaciones hay infinitas. Y los escenarios son interminables para tomar las decisiones que tomamos; y a veces el entorno y nuestra realidad son los que nos corrompen.

 

Podemos estar justificados, o no. No soy nadie para decir si estamos o no justificados por hacer daño a los demás, por romper un corazón o peor aún, un espíritu. Tal vez yo lo hice, no lo sé.

 

Pero me gustaría saber cómo pasamos de ser tan frágiles como un diente de león en un ventarrón, que va perdiendo cada una de sus partículas, a ser una clase de Voldemort de la vida real.

 

Tenemos muchos huecos entre nuestros huesos y espacio en nuestras articulaciones, en donde poco a poco se va colando un poco de dolor, un poco de rencor, un poco de esto y aquello, que se va transformando en obscuridad.

 

A veces la descargamos en otros, a veces solo se queda ahí en nuestro cuerpo, en una especie de batalla interna, esperando a que igual que en las películas siempre gane el bien. Y otras veces simplemente de alguna forma que no conozco, la desalojamos.

 

Pero no somos inmunes a la oscuridad, no hay una vacuna que nos pueda curar.

 

En algún momento, dejamos de ser el diente de león y nos convertimos en el ventarrón.

 

¿Creen que exagero? Probablemente tengan razón. Siempre les doy la razón, a veces exagero o dramatizo de más. Tal vez, es por eso que escribo, tal vez es por eso que mi mente nunca esta quieta. Tal vez, es por eso que me leen.

 

Y si están ahí, y si me leen. Alguno de ustedes puede decirme, ¿por qué crecemos para romper, cuando nacimos para no rompernos?

 

 

Hasta la próxima semana.

Nacimos tan indefensos como un diente de león al viento.
Nacimos tan indefensos como un diente de león al viento.

Escribir comentario

Comentarios: 1
  • #1

    Sara Anell-Noriega (martes, 07 agosto 2018 18:06)

    Hoy me hiciste llorar prima..... he destrozado corazones, me han lastimado.... quisiera poder devolver el tiempo.... sólo cinco días..... Si fuera posible......