Creo que no les he confeso, que siento pánico en las alturas, y sufro de vértigo.
Hay un puente que tengo que cruzar cuando pasó por mi marido al trabajo, claro porque la otra opción es volverte Flash y atravesar 10 carriles con vehículos. La primera vez que cruce el puente llovía terriblemente y no me percate de la vista que tenía, la cuál a pesar de ser majestuosa, me paralizó por completo la segunda vez que lo cruce. Tuve que caminar pasito a pasito, agarrada del barandal con hiperventilación. Y no, no exagero. Me da pánico.
Ayer volví a cruzar ese puente, me esperaban al final, porque salió antes de lo previsto, así que me puse a pensar, que cruzar un puente es como, estar enamorado.
De un lado puente está, todo lo que conocemos y que nos da seguridad. Edificios que llegan al cielo y nos gusta admirar, mar de asfalto que sabemos atravesar y un cielo conocido.
En el momento que empezamos a subir por el puente para cruzarlo, sentimos que nos ponemos en peligro, ver hacia abajo da vértigo y seguir caminando hace que te tiemblen las piernas. Cruzamos a lo desconocido.
Da miedo, y mucho.
Abandonamos la seguridad y nos ponemos en peligro a propósito. Para ser salvados. Por nosotros mismo y por el amor.
Decidimos caminar y caminar y caminar, terminamos de cruzar cuando dejamos de tener miedo y nos entregamos de lleno a nuestros sentimientos.
Pero no crean que, por dejar de cruzar el puente, conocemos todo lo que el camino les depara. No, no y no.
Nos salvamos de caer por nuestro propio peso al vacío, y eso hace el puente de nuestros deseos y sentimientos. Pero una vez del otro lado hay ríos de césped que explorar, rascacielos que escalar, bancas que aún no tienen nuestro nombre y en las que podemos descansar e infinidad de cosas por conocer.
Un tiempo tuve miedo de cruzar, el puente, me invente mil excusas (¿te acuerdas, Gus?), pero al final cruce el puente con todo y pánico; y maletas. Sigo descubriendo lo que hay para mí y para nosotros después del puente, y de ninguna forma me arrepiento de absolutamente nada. Me puse en peligro y me salvé, porque no hay nada racional en el amor que siento.
Empezar a caminar por todo lo que para mí era desconocido, me ha traído sorpresas llenas de magia, si bien no todo el camino está libre de baches, entre dos es más fácil avanzar. Me enamoro con cada día y con cada cosa nueva que me encuentro en el camino.
No me consideró experta en el amor, pero no dejen de avanzar y atravesar la jungla de asfalto y los edificios hechos de sueños, la sensación de avanzar es indescriptible y aun cuando no sepan que hay en el siguiente paso, el amor vale cada milímetro que avanzas, cada tropiezo y cada rayo de sol en una pradera. Porque así es el amor caprichoso, irracional y tan gratificante.
Veamos que más hay en el camino.
Hasta la próxima semana.
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Gustavo (martes, 10 julio 2018 13:35)
Cada paso a tu lado es una nueva forma de saber que hicimos lo correcto
JC luna (martes, 10 julio 2018 19:45)
Ánimo prima, que aún hay muchos puentes que cruzar y que mejor que de la mano de tu esposo, saludos a los dos y espero que estén muy bien
Sara Anell-Noriega (martes, 10 julio 2018 21:48)
No hay sentimiento más hermoso que el amor!