Dicen, que los hombres no deben llorar.

No llevo la cuenta de cuántas veces he oído que los hombres no lloran.

 

Cuándo niña, pensé que tal vez se debía a que solo las niñas teníamos lágrimas en los ojos, crecí y me di cuenta que realmente lo dicen porque no quieren expresar sus sentimientos. Aun así me parecía una completa tontería.

 

Los hombres no lloran, seguí escuchando a lo largo de mi vida.

 

¿Saben?, un tiempo lo creí.

 

Entonces, un día de verano en el año 2010, decidí irme de casa. No, nada estaba mal con mi casa, pero yo quería ser una persona adulta (que estupidez). Así que me fui, a 4 horas se distancia de la casa de mis papás.

 

La más emocionada era yo. Debí sorber hasta el último momento de ser la niña de casa pero no, yo estaba inquieta de ver el mundo real.

 

Me fui y un hombre se sentó en mi cama. Admirando un cuarto vacío, abrazando los osos que no entraron en mi maleta, trataba de percibir mi perfume e imaginarme en mi cama como cuando estaba enferma y él velaba por mí.

 

Sí, mi papá lloraba por mí.

 

Me despidió con una sonrisa, no me imagino lo difícil que debió ser fingir que estaba feliz solo para no verme triste. ¿Cómo sonríe una persona, que tiene el corazón roto? Y, ¿cómo lo vuelve a unir?

 

Tal vez, pensó que estaba soltando su mano, que ya no necesitaba quien guiará mi camino, pero la verdad es que sigo aferrada a su brazo, así como  él al mío. Sigo esperando que me alce en sus hombros.

 

Si camináramos sobre arena, sus huellas estarían ahí al lado de las mías. Imborrables.

 

La verdad es que nunca te solté, papá. Y nunca lo haré. No importa a donde me lleve mi camino. Nunca me solté de tu mano, porque tengo miedo, porque sé que me pude tropezar. Porque sé que me guiaras aún en la oscuridad. Nunca solté tu mano, porque no quiero y porque no puedo. ¿Qué sería yo sin ti?

 

No solté tu mano y no la soltaré, pero lo más importante es que tú no soltaste la mía. Que sigues aquí. Porque si tú me sueltas, la verdad no sé qué sería de mí.

 

Gracias por tanto papá.

 

Feliz día del padre, obviamente a mi Papá, y a todos los que me siguen.

 

Hasta la próxima semana.