Ustedes creen que la felicidades de un niño, se deba a que no tiene tarjetas de crédito que deban pagar y el carro no está haciendo un sonido que no se considere normal.
Yo creo que los niños, son felices por ser niños. Porque cuando nosotros éramos niños, éramos felices en toda la extensión de la palabra. Y no habló de los problemas de deudas, de trabajo, o esas cosas que vienen en el maletín de la adultez. Como un kit de viajero hacia el mundo de los adultos.
Siento que cuando éramos niños, éramos sencillos. Era sencillo.
Observen a un niño.
Un niño no piensa, si la ropa que usa es de marca o está a la moda, la usa porque le Plaza Sésamo o el programa que le guste, y si alguien usa algo similar a lo de él le parece genial y divertido. Lo mismo les da jugar con un muñeco que con una caja de cartón, la caja puede ser un vehículo espacial o un castillo. Le gusta la gente por ser gente, me refiero a, que no recuerdo que de niña, me pusiera a pensar, -un momento el tío León no me cae bien porque es gordito, o no me agrada la tía Conchita porque suele jalarme el cabello cuando me peina-. Obviamente tenía un mejor ojo para saber que me agradaban porque me querían. No me importaba a que se dedicaban, que tipo de vestimenta usaban, como lucían, sus preferencias, sus riquezas, nada de eso tenía valor para mí. Eso hacen los niños ven a las personas, no vean lo que tienen. Ven lo que son.
Sé que mis papas resolvían mi vida cuando era un niña, pero no creo que pagar una tarjeta, tener problemas con el vehículo, estar con exceso de trabajo y pendientes, ese tipo de cosas que hacemos los niños grandes, deban ser la causa de que nuestro día a día sea un pesar.
Más bien creo que hemos olvidado a encontrar en las pequeñas cosas, lo maravilloso.
¿Qué extraño de ser niña? Extraño, maravillarme de las cosas, por pequeñas que sean, encontrar lo extraordinario en las cosas ordinarias.
Alguien algún vez dijo que nunca es tarde para tener una infancia feliz, y tiene razón podemos volver a empezar a disfrutar de los pequeños momentos, en cualquier instante que decidamos reconectarnos con nuestro niño interior, él que reía sin parar, amaba sin medida, que sentía sin someter los sentimientos a la razón. Él que olvida las cosas malas con tanta facilidad y recuerda los bellos momentos con fluidez.
Quisiera ser niña otra vez.
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Jimmy (martes, 01 mayo 2018 18:04)
Tuve la oportunidad de tener una gran infancia llena de aprendizajes, amigos, aventuras y también responsabilidades ,ya que se nos inculcaba ayudar en la casa siempre, los valores del hacer y el dejar ser, a pesar de todas esas aventuras nunca llegue a un hueso roto, solo raspones y dolores que en lugar de miedo te hacían volverlo a hacer y esa era la magia de la infancia no te detenias a pensar. Hoy como cuando era niño disfruto una buena caricatura, hace unos días vi la película de Mazinger Z y retorno tantos recuerdos de mi infancia y sonrisas solitarias y satisfacción de haberla vivido al máximo.
Sara Anell-Noriega (miércoles, 09 mayo 2018 10:39)
Un niño es inocente. Un niño sabe amar sin condiciones. Tienen la capacidad de perdonar genuinamente. Me admira como puedo regañar a mis hijos y en unos segundos me abrazan y me dicen que me aman. Es una etapa Hermosa. Vuelvo a ser niña con mis hijos! Brincar en el trampolín, correr, jugar a la comidita, a las muñecas! Si los adultos fuéramos un poco más como niños, el mundo sería mejor....