El estrés de las compras.

Una muy querida amiga ha estado muy feliz por decorar su casa y amueblarla, se le escucha muy contenta. Ella es todo lo que no soy, es la chica que ves de lejos y dices: ¡Wow!; porque es linda, bonita y delicada, toda una dama (si lees esto estoy segura que sabes que estoy hablando de ti y te admiro).

 

Insisto ella es todo lo que yo no, así que llegue a la conclusión que tal vez alguno de mis genes no tenía esa particularidad de decoradora interior, le conté como odiaba ir de compras y todo lo que ir de compras con lleva, me resultaba realmente frustrante. Hasta hace poco.

 

Mi teoría del gen, resulto ser errónea. No es un gen lo que te da ese gusto y pasión.

 

Resulta que fui a comprar una sala, no es cualquier sala, es lo que se puede llamar nuestra primera sala; y puede que ya tuviera en mente lo que quería pero eso no hizo más fácil la decisión.  Ahí supe que no era un gen, el que te dice que comprar y que no. Es una persona.

 

Tengo que admitir que realmente disfrute todo desde entrar hasta el momento de decir, es está. ¿Cómo algo que me resultaba tan estresante, resulto ser una experiencia inolvidable? Porque no compré una sala (ello ya lo saben los mercadólogos, punto para mi esposo). Lo que fui a comprar fue el lugar donde pudiera disfrutar de una película, cualquiera que fuese el género, estaríamos ahí tomados de la mano y haciendo nuestros propios diálogos, riéndonos y disfrutando solo de estar. Un lugar en donde podría acomodar mi cabeza en su hombro mientras leo un buen libro. Un espacio para platicar del siguiente capítulo de nuestra serie favorita o de la bolsa de valores, realmente no importa. Solo sé que no se sentía como si fuera cualquier cosa.

 

Todo el tiempo pensaba, como se vería mi cabeza apoyada en su hombro o su brazo alrededor de mi cuello, porque quería que fuera perfecta. Pero no perfecta en su estructura o su color, perfecta en el conjunto de estar con él.

 

Así que les presento mi nueva hipótesis. Decorar o amueblar no tiene que ver con tu gusto (o disgusto) por las compras;  más bien por tu gusto por la persona que estará contigo en esa sala o puede ser un comedor. Todas las veces que pensaba, cual es alboroto solo es un mueble, es porque no entendía que no es el articulo si no lo que será para ti (ustedes).

 

¿No es increíble que una cosa tan cotidiana te haga darte cuenta de lo que sientes por alguien? A mí, al menos me parece realmente extraordinario.

 

Basta decir que salí de la tienda con mi ticket en mano, y pensé que me había casado con el hombre más maravilloso del mundo. Y no tiene que ver ni con el costo ni con el tamaño del mueble; más bien con la electricidad que siento cuando está junto a mí.

 

Puede que después de todo ir de compras no sea estresante. Creo que debo disculparme con todos aquellos a quienes les arruine sus compras.

 

¡Hasta la próxima semana!

 

 

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Comentarios: 1
  • #1

    Sara Anell-Noriega (martes, 13 marzo 2018 21:11)

    Me hiciste reir! Yo no soy mucho de compras tampoco, pero cuando lo hago.... lo disfruto!