Los niños siempre tienen miedo de los monstruos que viven en las oscuridades más profundas, bajo la cama o escondidos en un rincón.
Los adultos tenemos nuestro propios monstruos, también viven en las oscuridades pero no precisamente en un rincón. Viven en las oscuridades de nuestra mente, de nuestro pasado, de nosotros, y nos juegan malas pasadas.
Los espantajos pueden tener muchos nombres y provenir de muchos lados, algunos se llaman rencor y nos alcanzan desde nuestro pasado donde creímos haberlos enterrado, pero nos siguen a través de un puente dimensional y nos alcanzan en el tiempo, nos vuelven a llenar de dudas, coraje, enojo y frustración; tratan de comernos desde adentro. Otros llevan el nombre de arrepentimiento, llega desde las sombras, tratando de hundirnos, y no nos quitan el poder para perdonar, nos agotan y nos castigan.
Hay monstruos que están siempre en nuestra cabeza, viviendo de nuestro miedo, esos son los que a veces nos hacen sentir solos, inútiles, nos hacen dudar de nuestro propio valor, nos hacen dudar de nosotros mismos, y se hacen más fuertes cuando respiran nuestra duda.
Nuestro mundo es un lugar aterrador, lleno de monstruos que nos cazan, nos buscan y que quieren atraparnos. No basta con solo mirar dentro del closet para saber que ahí estan. Y nos persiguen aun cuando la noche ya desapareció.
Igual que cuando creíamos que la luz de una lámpara alejaría a los espatos que vendrían por nosotros en la noche, nosotros podemos vencer a nuestros monstruos. No precisamente con una estaca o la ayuda de los cazafantasmas. Pero si, con nuestra propia valentía.
Tenemos que aprender a perdonar nuestro pasado, somos seres humanos, la vida no se trata de ser perfecto, si no de vivirla, de aprender; hacer las paces con nosotros mismos. Los miedos que tenemos, la falta de confianza sobre nosotros, las dudas que tenemos como persona, todas las ideas que nos dal vuelta en la cabeza tenemos que disiparlas con nuestro amor propio, nuestras ganas de triunfar, nuestras cualidades. No está mal juzgarnos y saber cuáles son nuestros defectos, pero no debemos darles fuerza, ni alimentarlos; debemos conocerlos para que nadie nos diga cuál es nuestro talón de Aquiles, pero nuestra energía hay que invertirla en las cosas positivas, en nuestras cualidades, en trabajarlas, pulirlas, en hacerlas más fuertes que nuestras dudas.
Tenemos que creer en nosotros, no solo de vez en cuando, todo el tiempo. Darnos el crédito que merecemos.
Los monstruos son reales, tal vez no vivan en el armario, pero son reales. Podemos dejar que nos ganen o podemos ir de cazaría, enfrentarlos con todo lo que tenemos y ganarles.
Hasta la próxima semana!!
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Edali Moon (martes, 28 noviembre 2017 17:20)
Los moustros mas peligrosos son los que nosotros mismos nos creamos, pero si los dejamos a un lado pronto pierden fuerza...
Jaime (martes, 28 noviembre 2017 17:46)
Es cierto a veces nosotros alimentamos con nuestro miedo a esos monstruos o les damos el poder de influir sobre nosotros, hay que lidiar con ellos y vivir sin susto con ellos.
Mavis Santoyo (martes, 28 noviembre 2017 19:07)
Esos monstruos están presentes aunque aveces los ignoramos, nosotros mismos les permitimos volver o morir, ya sea con nuestra valentía o cobardía
Sara Anell-Noriega (martes, 28 noviembre 2017 19:57)
Es muy importante conocer nuestros propios monstruos para así poder derrotarlos.... Me hiciste pensar en los mios.