Una antigua leyenda, cuenta los historia de dos jóvenes que se amaban tanto, que aún después de la muerte siguieron amándose. Ella se llamaba Xóchitl y él Huitzilin. Cuando Huitzilin murió, Xochitl le pidió a Tonatiuh estar junto a su amado, la joven se transformó en una hermosa flor mientras el alma de Huitzilin bajo en forma de colibrí y se posó sobre ella. Entonces mientras halla flores de cempasúchil y colibríes, el amor de esos jóvenes seguirá vivó.
¿Y si todos pudiéramos ser una flor? ¿Y si todos pudiéramos ser un colibrí?
Noviembre huele a flor de Cempasúchil, huele a nostalgia, huele a las ganas de tener a nuestros seres queridos.
No puedo decirles, si realmente las personas que se nos han adelantado en el camino nos visitan ese día o no. Eso es lo que dicta la tradición, pero la verdad es incierta.
Pero si realmente vienen espero que no sea por el festín, la fruta y el pan. Espero que sea por nosotros. Por saber que estamos bien y que los llevamos en cada pedacito de nuestro corazón.
Espero que si mi abuelita visita mi casa, sea para darme las buenas noches, me tome la mano y me diga que está orgullosa de mí. Que mis primos tomen una cerveza y platiquen por horas conmigo, y rían. Espero que esos amigos que se fueron, me escuchen como solían hacerlo. Tal vez por eso los alteres llevan comida, como en las fiestas familiares cada quien comparte la mesa y platica de todo de nada, pero se acompaña.
Tal vez me aferro a la idea del día de muertos, porque realmente me gustaría que todos regresarán por 5 minutos para tomar un poco de pan y ver lo que soy, lo que me he convertido, que los sigo recordando y que sus consejos, sus palabras, sus enseñanzas siguen siendo parte de mí. Tal vez me gusta creer que por un día están más cerca de mí de lo que han estado en mucho tiempo, o solamente son mis ganas de recordarlos. Pero, si es verdad que vienen a visitar su altar, preferiría llenarla de besos y abrazos, de te quiero y te extraño.
Noviembre tiene ese olor a nostalgia que nos llena a todos, pero también huele a cariño, cariño que sentimos por esas personitas que ya no vemos pero que siempre serán un pilar importante de nuestra vida. Su adiós, tal vez nos desgarró y tenemos una cicatriz, pero el amor, el amor es como: la flor y el colibrí, mientras halla flores y colibríes, el amor seguirá vivo.
Espero que sus flores y sus colibries sean eternos.
Nos leémos la próxima semana.
A la memoria de todos nuestros seres queridos, que se han adelantado a nuestro camino.
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Gustavo Gonzalez (martes, 31 octubre 2017 17:45)
Gran reflexion, los nuestros siguen con nosotros en nuestro corazon y nos hace fuertes cada dia
Edali Moon (martes, 31 octubre 2017 19:51)
A veces se han adelantado de manera inesperada, o simplemente por que su andar estaba cansado... Pero cuando miro al cielo se que ellos me miran y me dicen que siempre estarán ahi, en las flores, en el agua... En el aire y a veces en mis sueños..
Sara Anell-Noriega (martes, 31 octubre 2017 22:25)
Siempre están con nosotros! Son estrellas en el cielo!
Juan Carlos Luna (miércoles, 01 noviembre 2017 08:05)
Yo tengo la convicción de que ellos no han partido de este mundo,pero simplemente ya no los podemos ver ni oír, sin embargo esas historias de nuestros antepasados me hacen pensar lo convencidos que estaban que con solo desearlo podemos estar juntos por la eternidad. Como siempre prima me encanta lo que escribes y quiero decirte lo orgulloso que estoy de ver en lo que te has convertido y el éxito que has encontrado en tu carrera, te quiero mucho �
Maura (martes, 07 noviembre 2017 13:43)
Muy bonito