Imaginen un valle verde con grandes pinos, hermosas flores, muchos animales viviendo en el, un lugar realmente hermoso y con un volcán justo en medio. De repente por los movimientos de la tierra el volcán hace erupción, arrasando con todo a su paso, con toda esa belleza con toda esa vida.
¿Que tal que el valle somos nosotros y el volcán es otra persona, la que sea?
A todo momento, en el trabajo, en la casa, con los amigos, en cualquier parte, y en muchas situaciones, existe una latente posibilidad de que por "nuestros movimientos terrenales", una palabra
mal pronunciada o un gesto, simplemente un estado de animo puede hacer que la persona que esta a nuestro lado se convierte en ese volcán, sobre todo las personas que tienen un temperamento
difícil.
Y si un volcán es un desastre natural inminente, dos volcanes serian devastadores.
Necesitamos ser un balde enorme de agua fría, tan grande como el volcán, cuando alguien estalle a nuestro alrededor. No engancharnos ni estallar.
La mayoría de veces cuando estamos enojados queremos ganar y tener la razón, no cuidamos lo que decimos, queremos lastimar, queremos ganar. Las cosas que decimos no siempre las pensamos, pero
tampoco pensamos en lo que esas palabras provocan. Tal como la lava queman lo que esta a su alcance.
No digo que siempre estaremos de acuerdo, pero los desacuerdos no son motivo para lastimar a una persona. Y cuando alguien nos lastime con palabras no dejemos que arrase con nuestro valle,
con eso que hemos logrado construir, con eso que sembramos, no hay nada peor que repasar cada palabra y tomarla como adjetivo calificativo.
Lastimar no debe ser un deporte.
Si pensáramos dos veces antes de ofender, antes de lastimar, antes de querer ganar, porque a final de cuentas ¿Que queremos ganar en una pelea? ¿Poder? Y, ¿Teniendo el poder seremos más
felices?
Recuerdo que una vez de pequeña, alguna travesura hice y mi mami me regaño tan feo que llore mucho tiempo y con mucho sentimiento, pero mamá no estaba feliz por haber ganado, se acerco a mi y
se disculpo por haber sido tan severa conmigo, realmente ahí fue donde gano, donde las dos ganamos, yo entendí lo que estuvo mal pero mamá también entiendo que ganar no es hacer llorar, ganar
era ese momento, abrazadas las dos. Así aprendí que las emociones a veces nos juegan malas pasadas y pueden terminar mal, si nosotros dejamos que el fuego se extienda.
Deberíamos querer ganar abrazos, sonrisas; y no una tonta pelea. Así como rechazamos la guerra entre naciones, deberíamos empezar por rechazar la guerra entre personas.
Cambias tu, cambia el mundo.
Nos vemos pronto!!
Escribir comentario
Sara Anell-Noriega (martes, 22 agosto 2017 20:47)
Triste que por no controlar nuestro corage puedamos lastimar a nuestro seres queridos. Hace un año en un estallido lastimé con mis palabras a mi hijo y lloró tanto que hasta el día de hoy me arrepiento y trato de no cometer ese mismo error. Viva el amor!
taki jak ten (viernes, 08 septiembre 2017 13:30)
chrzęstniakowatość