Viaje accidentado...

Todos tenemos un 9.99% de sufrir algún percance, como caer por las escaleras, caerte mientras caminas, en mi caso tropezarme es parte de mi día a día; y también están los accidentes en carro.


Son gajes del oficio, me dijeron una vez y es verdad, aún siendo buenos conductores y respetando las leyes de vialidad, no estamos exentos a un choque.


Eso nos paso esta semana estrenamos a Tommy (nuestro Chevy negro), mi marido choco contra un Spark blanco, la eterna dualidad blanco y negro, afortunadamente mi marido está bien, no hay nada que lamentar más que lo material.


Lo que me lleva al punto de hoy.


¿Cuántas personas conocen que presumen sus cosas materiales? ¿Cuantas personas conocen que lloran o sufren la perdida de cosas materiales? Yo me pregunto, ¿esa gente estará bien de la cabeza?


El dinero, los carros, las joyas, los lujos, no son un fin; se que no es lo mismo sufrir en una mansión que en una casa de Infonavit, pero no creo que tener lujos de sobra sea la felicidad misma.


Deberíamos ver el dinero como lo que es dinero y ya, y ver lo realmente importante no con los ojos si no con el corazón. 


Todos trabajamos muy duro día tras día para merecernos nuestro sueldo y de vez en cuando nos damos un gusto, un lujo, un plus; y eso está bien. Pero no dejemos que esos lujos nos dejen ciegos y no veamos las cosas que realmente importan. Como esa lluvia que cae mientras paseas a tu perro en el parque, ese mensaje por la mañana que te dice "Buen día hija eres la mejor", ese grupo de whatsapp en donde tu familia siempre te da los buenos días o las buenas noches, esa promesa de amarte hasta que la muerte los separe, esa manita que te toma con fuerza porque no existe nada mejor que tu, un te amo, un beso antes de dormir, la sensación tan linda de no sentirte solo sin importar los kilómetros...Esas cosas que no tiene precio, son a las que debemos aferrarnos con uñas y dientes.


Dicen que el dinero va y viene, y lo creo, así como también creo que ni con todo el dinero del mundo podríamos comprar un amor de esos que se vuelven leyenda.


Olvídense un poquito de cuanto cuestan las cosas y pensemos en cuanto valen esos seres que tenemos con nosotros que hacen de nuestra vida algo extraordinario, y hagámosles saber lo que significan para nosotros.


Yo, a esas personitas les llamo tesoros, y son mi familia (primas, primos, tíos, tías, sobrinos, sobrinas, mamí, papí, hermanita y marido); amigas y amigos.


¿Y tu como les llamas?


Hasta la próxima semana...


PD. Manuel un accidente es un accidente, pasa y ya, tu y yo es para siempre y eso no pasa, se queda.

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